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sábado, 29 de septiembre de 2018

El método Kaizen - Robert Maurer - Librobok



Un pequeño paso puede cambiar tu vida
Introducción
El kaizen es una antigua filosofía encerrada en esta poderosa afirmación: “Un viaje de mil millas comienza con un pequeño paso”. Pese a estar enraizado en esa antigua filosofía, es igualmente práctico y efectivo cuando se aplica a nuestras agitadas vidas modernas. Este libro te mostrará cómo aprovechar el poder del kaizen:utilizando pequeños pasos para alcanzar objetivos importantes.
El kaizen puede definirse de dos maneras:
uso de pasos muy pequeños para mejorar un hábito, un proceso o un producto;
uso de momentos muy pequeños para inspirar nuevos productos o inventos.

Un pequeño paso
Hay muchas maneras de lograr el éxito, pero a lo largo de más de treinta y dos años de práctica, he tenido la satisfacción de observar que innumerables clientes utilizan un método inusual para crear cambios duraderos.
Si a ti te gustaría hacer un cambio —uno de los permanentes— tengo la esperanza de que sigas leyendo. Este método es una especie de secreto a voces, uno que ha circulado entre las compañías japonesas durante décadas y que utilizan a diario ciudadanos particulares de todo el mundo. Es una técnica natural y refinada para alcanzar objetivos y mantener la excelencia. Puede incluirse incluso en las agendas más apretadas.
Cuando la gente quiere cambiar, se suele orientar hacia la estrategia de la innovación. La innovación es un proceso de cambio drástico. Idealmente sucede en un muy breve período de tiempo, produciendo un cambio espectacular. En el mundo corporativo, los ejemplos de innovación incluyen estrategias enormemente desagradables, tales como despidos masivos para incrementar los resultados financieros, al igual que enfoques más positivos, como pueden ser las grandes inversiones en costosas nuevas tecnologías. Los cambios radicales de la innovación también son la estrategia preferida para el cambio personal.
Yo aplaudo la innovación como vía para hacer cambios… cuando funciona. Dar un giro a nuestras vidas en un santiamén puede ser motivo de confianza y autorrespeto. Pero yo he observado que mucha gente está paralizada en la creencia de que la innovación es la única manera de cambiar. 
Aunque seas una persona altamente disciplinada y exitosa, apuesto a que puedes recordar muchas veces en las que has probado la innovación y has fracasado, tanto si se trataba de una dieta extrema en la que te estrellaste o un caro “remedio” para curar una relación (quizás un viaje improvisado a París) que dejó tu romance en el mismo estado de mala salud. Ese es el problema de la innovación. Demasiado a menudo hallas el éxito en el corto plazo, solo para descubrir que vuelves a caer en tus antiguas maneras de actuar, cuando tu estallido inicial de entusiasmo se desvanece. El cambio radical es como acometer cuesta arriba una empinada colina: puedes agotarte antes de alcanzar la cima o, si te pones a pensar en todo el trabajo que tienes por delante, renuncias antes de haber empezado.
Hay una alternativa a la innovación. Es un camino completamente distinto, uno que te eleva tan suavemente hacia arriba de la colina que apenas te das cuenta de que estás subiendo. Esta estrategia alternativa para el cambio se llama kaizen. El kaizen se resume en este familiar pero poderoso refrán: “Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”.
Pese al nombre extranjero, el kaizen —pequeños pasos para la mejora continua— fue inicialmente aplicado de forma sistemática en la época de la Gran Depresión estadounidense. Cuando Francia cayó en manos de la Alemania nazi en 1940, los líderes estadounidenses se dieron cuenta de la urgencia con la que los aliados necesitaban que les enviaran equipamiento militar. Además, se vieron obligados a reconocer que también los soldados estadounidenses podían ser enviados pronto al extranjero, y que necesitaban sus propios tanques, armas y suministros. Los fabricantes estadounidenses deberían profundizar en la calidad y la cantidad de producción de equipamiento, y rápido.
Para superar la escasez de tiempo y las restricciones de personal, el gobierno de Estados Unidos creó unos cursos de dirección denominados Training Within Industry (TWI, “formación en la industria”), que ofreció a las corporaciones de todo Estados Unidos. Uno de esos cursos contenía las semillas de lo que, en otro momento y lugar, se dio a conocer como el kaizen. En vez de animar al cambio radical, más innovador, para producir los resultados requeridos, el curso TWI exhortaba a los directivos a perseguir lo que se denomina “mejora continua”. El manual del curso instaba a los supervisores a “buscar cientos de pequeñas cosas que tú puedas mejorar. No intentes planificar una estructura departamental completamente nueva o ir a por una gran instalación de nuevo equipamiento. No hay tiempo para esos grandes asuntos. Busca mejoras en las tareas ya existentes con tu equipamiento actual”.
Uno de los más elocuentes abogados de la mejora continua en esa época fue el doctor W. Edwards Deming, un estadístico que trabajaba en un equipo de control de calidad que ayudaba a los fabricantes estadounidenses cuando trataban de pisar terreno firme en tiempos de guerra. El doctor Deming instruyó a los directivos para que implicaran a cada uno de los empleados en el proceso de mejora. Todos, desde aquellos que ocupaban los puestos más bajos hasta los hombres que ocupaban puestos relevantes, fueron animados a hallar pequeñas maneras de incrementar la calidad de sus productos y la eficiencia en su creación.
Al principio, esta filosofía debió de chocar y parecer inadecuada dadas las circunstancias, pero de algún modo esos pequeños pasos imprimieron una importante aceleración a la capacidad productiva de Estados Unidos. La calidad del equipamiento estadounidense y la velocidad de su producción fueron dos de los más importantes factores de la victoria aliada.
Esta filosofía de los pequeños pasos hacia la mejora fue introducida en Japón después de la guerra, cuando las fuerzas de ocupación del general Douglas MacArthur comenzaron a reconstruir aquel país devastado. Si estás familiarizado con la superioridad corporativa japonesa de finales del siglo XX, puede que te sorprenda saber que muchas de sus empresas de posguerra estaban pobremente organizadas, con escasas prácticas de gestión y baja moral entre los empleados. El general MacArthur vio la necesidad de mejorar la eficiencia japonesa y elevar los estándares empresariales. Una economía japonesa próspera era del mayor interés para MacArthur, porque una sociedad fuerte podía representar un baluarte contra una posible amenaza de Corea del Norte y mantener a sus tropas permanentemente abastecidas. De modo que trajo a los expertos del TWI del gobierno de Estados Unidos, incluyendo a los que enfatizaban la importancia de dar pequeños pasos cotidianos hacia el cambio. Y al mismo tiempo que MacArthur seguía adelante con los pequeños pasos, la Fuerza Aérea de Estados Unidos impartía un curso de dirección y supervisión para empresarios japoneses, cerca de una de sus bases locales. El curso se llamaba Management Training Program (MTP, “programa de formación para directivos”) y sus principios eran casi idénticos a los desarrollados por el doctor Deming y sus colegas al inicio de la guerra. Se inscribieron miles de directivos de empresas japonesas. 
Los japoneses fueron extraordinariamente receptivos a esa idea. Su base industrial estaba destruida, carecían de los recursos necesarios para realizar una reorganización profunda. Ver a los empleados como un recurso para la creatividad y la mejora, y aprender a ser receptivos a las ideas de los subordinados era una noción desconocida (como lo había sido para los estadounidenses), pero los que se graduaron en estos programas le dieron una oportunidad. Los pequeños pasos fueron tan exitosos que los japoneses le pusieron un nombre propio: kaizen.
A lo largo de décadas de trabajo con gente de todas clases, con fortalezas y necesidades singulares, he desarrollado una teoría sobre por qué el kaizen funciona cuando cualquier otra cosa falla. Los capítulos siguientes están dedicados a la aplicación personal del kaizen y engloban cinco herramientas diferentes:
hacer preguntas pequeñas para disipar temores e inspirar creatividad;
tener pensamientos pequeños para desarrollar nuevas habilidades y hábitos, sin mover un músculo;
realizar acciones pequeñas que garanticen el éxito;
resolver problemas pequeños, incluso cuando te enfrentes a una crisis abrumadora;u
reconocer los pequeños pero cruciales momentos que los demás ignoran.

Herramienta Kaizen 1: hacer preguntas pequeñas
“Lo que configura nuestras vidas son las preguntas que hacemos... o que nos negamos a hacer, o que jamás pensamos hacer”, Sam Keen.
Una de las más poderosas maneras de “programar” tu cerebro es la técnica kaizen de hacer preguntas pequeñas. Puse esta idea por primera vez en práctica cuando me contrató una firma industrial para ayudar a sus directivos a mejorar algunos grupos que tenían una actuación deficiente. Observé al supervisor de uno de esos grupos —vamos a llamarlo Patrick— mientras dirigía una reunión. Patrick andaba frenéticamente de un lado a otro frente a sus empleados, preguntando con voz estridente y a toda velocidad: “¿Qué va a hacer cada uno de vosotros para convertir a nuestra compañía en la mejor de nuestro sector industrial?”. Este interrogatorio se había convertido en un ritual frecuente para Patrick, tanto en reuniones formales como en otras más informales.
Patrick tenía la esperanza de inculcar sentido de responsabilidad y orgullo a su personal. Pensaba que así los incentivaría para que crearan productos atrevidos y servicios nuevos, así como para conseguir un mayor ahorro en los costes. En lugar de eso, los empleados se quedaban helados. Estaban visiblemente incómodos, mirando el suelo y moviéndose nerviosamente en sus asientos. Las pocas sugerencias que Patrick recibió solicitaban actuaciones costosas, poco prácticas y, en realidad, eran quejas disfrazadas.
Le dije a Patrick que estaba de acuerdo con su estrategia básica de acudir a sus empleados como fuente de nuevas ideas. No obstante, el método kaizen funciona no por la exhortación maníaca a revolucionar la compañía, sino por peticiones mucho más sencillas y de ámbito más restringido. Le sugerí a Patrick que suavizara su tono y modificara la forma de hablar. En su siguiente reunión, Patrick habló con una voz más serena y le preguntó a cada empleado: “¿Puedes pensar en un paso muy pequeño que puedas dar para mejorar nuestro proceso o producto?”. Cuando sus empleados comenzaron a reflexionar sobre esta pregunta, levemente distinta, comenzaron a sentarse más erguidos y a participar en el debate.
Tu cerebro ama las preguntas y no desea rechazarlas… a menos que la pregunta sea tan importante como para disparar el miedo. Preguntas del estilo “¿Cómo conseguiré estar flaco (o ser rico o casarme) al final de este año?” o “¿Qué producto nuevo conseguirá que la compañía ingrese un millón de dólares?” son enormes y alarmantes. Como las preguntas de Patrick a su equipo, generan miedo en cualquiera que las reciba, incluso si semejantes preguntas nos las hacemos a nosotros mismos. En lugar de responder con alegría, nuestro cerebro, al sentir temor, suprime la creatividad y cierra el acceso a la corteza cerebral (la parte pensante del cerebro) cuando más la necesitamos. Una de las capacidades del cerebro —la posibilidad de encerrarse para autoprotegerse en momentos de peligro— se convierte en este caso en un obstáculo insuperable.
Al hacer preguntas pequeñas y amables, mantenemos la reacción de lucha o huida desconectada. Preguntas kaizen tales como “¿Cuál es el paso más pequeño que puedo dar para ser más eficiente?” o “¿Qué puedo hacer durante cinco minutos al día para reducir la deuda de mi tarjeta de crédito?” nos permiten evitar nuestros miedos. Posibilitan que el cerebro se concentre en la resolución de los problemas y, eventualmente, en la acción. Haz una pregunta con la frecuencia suficiente y descubrirás que tu cerebro va almacenando las preguntas, reflexionando sobre ellas y, finalmente, generando algunas respuestas interesantes y útiles.
Michael Ondaatje, autor de El paciente inglés, utiliza preguntas pequeñas cuando se sienta a escribir sus novelas. “No tengo grandes temas en la cabeza”, dice (una afirmación que oirás repetir a otros grandes escritores). No comienza con una gran pregunta imposible de responder, como “¿Qué clase de personaje les resultaría fascinante a los lectores?”. En lugar de eso, toma algunos incidentes —“como [un] accidente aéreo o la idea de un paciente y una enfermera conversando por la noche”— y se hace a sí mismo unas pocas preguntas muy pequeñas, como “¿Quién es el hombre en el avión?”, “¿Por qué está ahí?”, “¿Por qué se estrelló?”, “¿Cuál es el año?”. En cuanto a las respuestas a las preguntas pequeñas, comenta: “Esos pequeños fragmentos, fragmentos de mosaicos, se van sumando y comienzas a averiguar el pasado de esos personajes y tratando de inventar un pasado para ellos”. Las respuestas a sus preguntas pequeñas lo van llevando a crear personajes notablemente rotundos y verosímiles, así como novelas ganadoras de premios.
En innumerables ocasiones, he oído a mis clientes formularse preguntas terriblemente duras a sí mismos. Puede que tú te hayas descubierto haciendo algunas de las siguientes:
¿Por qué soy tan perdedor?
¿Cómo puedo ser tan estúpido?
¿Por qué todos los demás tienen una vida más fácil que la mía?
Estas preguntas también tienen el poder de involucrar al cerebro, haciendo relucir una brillante e implacable luz incandescente sobre los fallos y errores, tanto reales como imaginarios o exagerados. Ellas hacen que brote la chispa de la energía intelectual, muy bien, pero esa energía se utiliza para producir debilidades y enfatizar deficiencias.
Cuando oigo a los clientes —sobre todo a aquellos que están perdiendo claramente su autoestima— haciéndose daño a sí mismos de esa manera, les pido que empleen otra técnica kaizen. Si tiendes a hacerte reproches utilizando preguntas negativas (“¿Por qué estoy tan gorda?”), intenta preguntarte: “¿Qué es lo que me gusta hoy de mí?”. Hazte esta pregunta todos los días, escribiendo la respuesta en un diario o en una hoja de papel que guardes en un lugar especialmente destinado para eso.
Tengo la esperanza de que desarrolles el hábito kaizen de hacerte preguntas pequeñas (¡y positivas!). Cuando comiences a hacerlo, recuerda que estás programando tu cerebro para la creatividad, de modo que escoge una pregunta y repítela durante el transcurso de varios días o semanas. En lugar de congelar a tu cerebro con ingentes y airadas demandas, experimentarás el productivo rendimiento de un cerebro que está siendo gratamente desafiado.

Herramienta Kaizen 2: tener pensamientos pequeños
Puede ser un alivio saber que hay una manera casi indolora de entrenarte para realizar tareas difíciles, incluso aquellas que pienses que no son adecuadas para tu carácter o tus habilidades. Este método llamado modelar la mente te puede ayudar a competir en una carrera difícil, a aventurarte a citas a ciegas o a hablar a los empleados con mayor eficacia.
La técnica de modelar la mente aprovecha la vanguardista neurociencia, que sugiere que la mejor manera en que el cerebro aprende no es recibiendo altas dosis de optimismo simplista, sino con muy pequeños incrementos graduales, más pequeños de lo que nunca antes se consideró posible.
El método de modelar la mente, desarrollado por Ian Robertson, es una modernísima técnica que implica una total, pero imaginaria, inmersión sensorial. Requiere que quienes la practiquen simulen que están realmente involucrados en la acción, no solamente viendo, oyendo, saboreando, oliendo o tocando. En la técnica de modelar la mente, la gente imagina el movimiento de sus músculos, y sus altibajos emocionales.
Mi ejemplo preferido de método eficaz para modelar la mente procede del extraordinario nadador olímpico Michael Phelps, el atleta más galardonado de la historia olímpica. Durante su programa de entrenamiento para los Juegos de Pekín 2008, el entrenador de Phelps le pidió que utilizara la técnica de modelar la mente mientras aún estaba acostado en la cama. Instruyó a Phelps para que se imaginara a sí mismo en el banco de salida, oyendo la señal de partida, abandonando el banco, desplazándose poderosa y suavemente a través del agua, y haciendo giros perfectos en cada pared. De modo que en lugar de verse a sí mismo en una pantalla interior, como si estuviera mirando un vídeo de su actuación, Phelps imaginó que realmente estaba en el centro acuático, compitiendo en los diferentes eventos.
Phelps ensayó mentalmente cada día antes de entrar realmente en la piscina. El beneficio le llegó cuando, durante una de las competiciones, había agua en sus gafas, un problema que podría haberlo retrasado y haberle costado la victoria. Pero Phelps estaba preparado, ya que había imaginado esta trampa potencial durante sus ejercicios de imaginación mental. Obtuvo la medalla de oro de esa competición.
Ian Robertson, una de las principales autoridades en rehabilitación cerebral, en su libro Modelar tu mente plantea esta teoría: mientras la mente se va modelando, el cerebro no se da cuenta de que la actividad imaginada no se está produciendo realmente. El cerebro de Phelps envió a sus músculos los mensajes precisos que eran necesarios para propulsarlo a la historia olímpica. En efecto, su cerebro y su cuerpo habían estado practicando los actos una y otra vez, sin errores.
Al cabo de unos minutos de “practicar” una tarea mentalmente, usando todos tus sentidos, la química del cerebro comienza a cambiar. Reconfigura sus células y las conexiones entre las células para crear habilidades motoras o verbales. Con la práctica suficiente, se dominan las nuevas pautas. Todas las investigaciones apoyan esta idea.
Esta pequeña estrategia kaizen es realmente perfecta para todo aquel que lucha y lucha para alcanzar un objetivo que está fuera de su alcance. La razón es que es un paso tan seguro y cómodo de dar que te permite pasar directamente por todos los obstáculos mentales que te han estado deteniendo.
Modelar la mente es algo perfecto para los momentos de enfermedad o cuando tienes problemas de calendario que te imposibilitan continuar con una acción que ya está en marcha. Incluso después de que hayas alcanzado el éxito, puedes emplear un poco del método para modelar la mente, siempre que quieras adquirir una nueva habilidad o incorporar una costumbre para una puesta a punto mental.

Herramienta Kaizen 3: realizar acciones pequeñas
Las acciones pequeñas conforman la base de la mayoría de los programas de cambio del kaizen, por una razón obvia: no importa cuánto prepares o practiques preguntas pequeñas y pensamientos pequeños, al final deberás pasar al terreno de la acción. Esto es así tanto si planeas montar un nuevo negocio, como si te tienes que enfrentar a un miembro conflictivo de la familia. Pero dado que esto es kaizen, tus primeras acciones serán muy pequeñas, tan pequeñas que puedes llegar a encontrarlas raras y hasta ridículas. Eso está bien. Es conveniente tener sentido del humor cuando estás tratando de cambiar tu vida. A continuación hay algunos maravillosos ejemplos de acciones kaizen:
Dejar de excederte: quita algo del carrito de la compra antes de dirigirte a la caja.
Iniciar un programa de ejercicios: ponte de pie —sí, simplemente ponte— en la cinta de correr durante unos minutos por la mañana.
Controlar el estrés: una vez al día, localiza qué parte de tu cuerpo está tensa (¿el cuello?, ¿la parte inferior de la espalda?, ¿los hombros?). Después, respira hondo.
Mantener limpia la casa: elige una zona de la casa, programa cinco minutos en un cronómetro y ordénala. Detente cuando el tiempo acabe.
Estas acciones pequeñas, habitualmente les suenan extrañas a los no iniciados. Pero si has estado luchando para hacer un gran cambio —perder 10 kilos, cambiar de profesión o estabilizar una relación amorosa que se está hundiendo— y has fracasado, entonces puede que aprecies cómo los pequeños cambios pueden ser de utilidad. Recuerda que los grandes y audaces esfuerzos para hacer un cambio pueden ser contraproducentes. Muchos de esos esfuerzos no tienen en cuenta los pesados obstáculos que puede haber en el camino: la falta de tiempo, los presupuestos ajustados o una profundamente arraigada resistencia al cambio. Tal como hemos aprendido, los programas radicales de cambio pueden hacer surgir tus ocultas o no tan ocultas dudas y temores (“¿Y si fracaso?”, “¿Y si logro mi objetivo y sigo siendo infeliz?”), activando las alarmas de la amígdala. El cerebro responde a este miedo con niveles hormonales disparados y bajos niveles de creatividad, en lugar de con la positiva y consistente energía que necesitas para lograr tus metas a largo plazo.
Las acciones pequeñas llevan muy poco tiempo o dinero y son agradables incluso para aquellos de nosotros que no tienen acumulado un gran volumen de voluntad. Las acciones pequeñas engañan al cerebro, que piensa: “Ah, este cambio es tan pequeño que no es gran cosa. No hay motivo para ponerse nervioso. En esto no hay riesgo de fallar o de ser infeliz”. Al sortear la respuesta al miedo, las acciones pequeñas le permiten al cerebro crear nuevos hábitos permanentes, a un ritmo que puede ser sorprendentemente rápido.
El kaizen elimina el hábito. Cuando la gente está tratando de abandonar una adicción insana, uno de sus mayores temores es la posibilidad de que a un corto período de éxito siga una larga recaída en ese mal hábito. No importa si la adicción es a los cigarrillos, la comida basura, el alcohol, las drogas o a cualquier otra cosa: incluso manteniéndose libre de la adicción durante muchos meses, la gente en muchas ocasiones recae y vuelve a su antigua costumbre. No obstante, hay esperanza. He visto a mucha gente abandonar adicciones permanentemente dando pasos pequeños.
Yo comencé recomendando esta particular modalidad de pasos kaizen para las adicciones cuando advertí que entre los fumadores que habían dejado el hábito, pero habían vuelto a él, se repetía la frase “Los cigarrillos son mis amigos”. A veces se reían cuando la decían, pero su sentimiento era auténtico. Descubrí que muchos de esos fumadores se habían criado en familias con padres incapaces de prestar una atención adecuada. Siendo niños, habían aprendido rápidamente a guardarse los problemas para sí mismos y a no confiar en nadie cuando se sentían mal. Si una persona como esta trata de abandonar la adicción, sin aprender a pedir ayuda a los demás, es poco probable que tenga éxito. Vivir sin su “amigo” es sencillamente demasiado aterrador.
Una clienta, Rachel, era una mujer en la mitad de la cuarentena, cuya vida encajaba en el modelo que acabo de describir: siendo niña, Rachel decidió que nunca se apoyaría en nadie. Y no lo hizo. Aprendió a ser económicamente independiente, y era capaz de llevar su casa y desempeñarse en su profesión sin ayuda. Pero no había desarrollado la capacidad de recibir apoyo de los demás. Rachel podía contar con varios amigos de cuya camaradería disfrutaba, pero nunca se confiaba a ellos o se daba a conocer de manera íntima. Sus relaciones sentimentales eran con hombres siempre distantes. Pero todos nosotros necesitamos alguna forma de apoyo externo, y la de Rachel eran los cigarrillos. Cuando las cosas se ponían difíciles, ella sacaba a su “mejor amigo” y fumaba. La nicotina la animaba cuando estaba deprimida y la calmaba cuando estaba ansiosa.
Rachel vino a verme porque sabía que necesitaba abandonar de forma permanente el hábito. Sus frecuentes problemas respiratorios lo habían convertido en algo terriblemente inquietante. En ocasiones, ella lo había dejado durante un mes o dos cada vez, pero —lo has adivinado— siempre volvía a recaer.
Uno de los más sólidos factores de éxito en la vida es que una persona se dirija a otro ser humano en busca de apoyo en momentos en que tiene problemas o miedo. Para que Rachel realmente consiguiera tener éxito, tenía que aprender a confiar, a hallar un compañero y un confidente humano que pudiera reemplazar a los cigarrillos.
Entonces le pedí a Rachel que escribiese sus sentimientos en un diario. Las investigaciones demuestran que las personas que utilizan un diario para expresar sus emociones reciben muchos de los mismos beneficios físicos y psicológicos que aquellas que hablan con un médico, un religioso o un amigo. Yo creo que la razón por la que escribir en un diario es tan eficaz es que, para muchas personas, es realmente importante decidir que tu vida emocional es lo suficientemente valiosa como para comprometerte con un libro que nadie verá jamás. Las investigaciones psicológicas sugieren que los clientes deben escribir en sus diarios, por lo menos, entre quince y veinte minutos al día para obtener beneficios de esta actividad, pero no había manera de que Rachel dedicara todo ese tiempo a su vida interior. De modo que comenzamos con ella escribiendo solamente durante dos minutos al día. El cerebro de Rachel comenzó a pensar en su diario siempre que se sentía alterada. Al final de ese período, Rachel se sorprendió al descubrir que su consumo de cigarrillos había disminuido en un 30 por ciento, sin ningún esfuerzo por su parte.
Pronto Rachel comenzó a llamar a personas reales, a aquellos amigos que parecían dignos de correr el riesgo, y empezó a tener experiencias positivas cuando se dirigió a ellos de maneras pequeñas. En el transcurso de un mes dejó de fumar. Y esta vez no lo hizo durante un pequeño intervalo. Rachel no volvió a fumar un cigarrillo en dos años.

Herramienta Kaizen 4: resolver problemas pequeños
En sus años de reconstrucción, después de la Segunda Guerra Mundial, Toyota comenzó a realizar un audaz experimento. Uno de los más experimentados directivos de la compañía, Taiichi Ohno, cambió uno de los preceptos fundamentales de la cadena de montaje. Antes de que apareciera Ohno, prácticamente todas las compañías de automoción seguían el mismo procedimiento: cada chasis pasaba a la cadena de montaje para que un trabajador tras otro desarrollara la función que tenía asignada. Los trabajadores debían hacer la única tarea que se les había asignado, y eso era todo. Cualquier error en el proceso lo corregían los inspectores del control de calidad al final de la cadena.
Ohno tenía una idea diferente, una que al parecer estaba influenciada por la idea del doctor W. Edward Deming sobre la pequeña y continua mejora. Ohno colocó un cordón en cada paso de la cadena de montaje, y cualquier trabajador que advirtiera un defecto podía tirar de él y parar en seco la cadena. Ohno se aseguró de que los ingenieros, los proveedores y los trabajadores de la cadena estuvieran disponibles para identificar por completo el problema e implementar una solución, preferentemente en el acto.
Todos los demás fabricantes encontraron absurda esa idea, una violación de los principios básicos de la fabricación en cadena. ¿Cómo podía una compañía acumular productos rápidamente, si la cadena de montaje podía detenerse por el capricho de un trabajador de corregir un defecto menor?
Contrariamente al sentido común, el método de Ohno resultó ser el medio más exitoso para fabricar automóviles. Arreglar un problema pequeño sobre el terreno prevenía problemas posteriores mucho mayores. Lamentablemente, no todas las empresas han aprendido de la experiencia de Toyota, y se mantuvo la tentación de pasar por alto lo que aparentemente son problemas menores.
Una curiosa pero auténtica leyenda del rock and roll muestra el poder de implementar pequeñas medidas kaizen para lograr la excelencia y prevenir costosos errores: en los contratos de Van Halen con los promotores de conciertos, la banda pedía no solo que hubiera un bol con M&M’s en los camerinos antes de los conciertos, sino también ¡que los de color marrón se hubieran eliminado! Si quedase alguno de ese color en el bol, el concierto se cancelaría, pero Van Halen cobraría de todas maneras.
A primera vista, esto no parece ser más que un ejemplo del exceso narcisista de la banda de rock. Las giras de Van Halen estuvieron entre las primeras en introducir escenografías muy complejas, de alta calidad técnica, en los espectáculos. Su legendario primer vocalista, David Lee Roth dijo: “Nosotros llevábamos nueve tráileres llenos de equipos, cuando lo normal eran tres. Y había muchos muchos fallos técnicos. Si al volver a los camerinos veía un M&M’s marrón en el bol, teníamos que revisar toda la producción. Estaba garantizado que iba a haber un error técnico. Estaba garantizado que te ibas a meter en un problema”. Y, aun así, ¿cuántas veces nosotros, en nuestra impaciencia por alcanzar un objetivo, vemos señales de problemas y los recalificamos como “normales”, simplemente para evitar enfrentarnos a ellos?
Cuando estamos tratando de hacer un cambio, puede resultar tentador ignorar los sutiles signos de alarma, como aquel que dice: “Aquí hay algo erróneo. Necesitas ir más despacio, volver sobre tus pasos, e investigar”. Pero si continuamos evitando estos problemas pequeños, crecerán y crecerán hasta que creemos un caos tan espectacular que requerirá detener la cadena de montaje del cambio, anunciar una retirada y seguir con el doloroso y largo proceso de deshacer lo que ya es un gran error. Detectar los pequeños errores ahora puede ahorrarnos años de costosas correcciones.
A veces es duro detectar los pequeños problemas porque, paradójicamente, el daño que inflingen puede ser tan grande que suponemos que la fuente de tanto horror debe hallarse en problemas profundamente complejos. Pero esto no siempre es así. Veamos un ejemplo.
Muchas personas no son conscientes de que la diarrea mata a millones de niños en todo el mundo cada año. Para poner ese número en perspectiva, el mismo equivale a un avión Jumbo lleno de niños que sufre un accidente cada cuatro horas. Los expertos en el cuidado global de la salud y las organizaciones gubernamentales han intentado reducir su incidencia mediante costosas soluciones a gran escala, como la distribución de mejores sistemas de canalización de agua en las zonas más afectadas o introduciendo terapias de rehidratación oral en las infraestructuras médicas que atienden a esos niños. Esos esfuerzos son encomiables y útiles, pero han demostrado su ceguera ante un problema muy pequeño que es el que causa la diarrea: las manos sucias. En los países en los que la diarrea infantil mortal es más frecuente, habitualmente hay jabón en las casas, pero solo entre un 15 y un 20 por ciento de la gente lo utiliza antes de manipular los alimentos o los bebés. Si la gente mantuviera sus manos limpias, los casos de diarrea podrían reducirse en más de un 40 por ciento. Es más fácil enseñarle a una persona a prevenir la diarrea lavándose las manos, que instalar nuevas infraestructuras de canalización de agua en un continente o suministrar una terapia después de que la enfermedad ya se ha producido.
Cuando nos enfrentamos a crisis personales, la estrategia kaizen de resolver problemas pequeños nos ofrece consuelo y ayuda práctica. Si estamos inmersos en un litigio, caemos enfermos, descubrimos que las mareas económicas están dejando a nuestras empresas en la estacada o que nuestra pareja se ha desenamorado de nosotros, no podemos arreglar las circunstancias con un rápido momento de innovación. Durante esas crisis, los únicos pasos concretos que están a nuestro alcance son los pequeños. Cuando nuestras vidas están en medio de una gran desgracia, incluso mientras nos sentimos fuera de control o emocionalmente doloridos, podemos intentar localizar los problemas más pequeños dentro del desastre mayor, y quizás aplicar una o todas las técnicas kaizen para movernos lentamente hacia una solución. Pero, si estamos ciegos a los problemas pequeños y manejables, es más probable que nos deslicemos hacia la desesperación.

Herramienta Kaizen 5: reconocer los momentos pequeños
Un ejemplo de kaizen que me impactó poderosamente está ilustrado en el libro Epidemias y personas, de William McNeill. El autor plantea la dramática situación de que las epidemias han hecho más para configurar el curso de la historia humana que cualquier otro factor, incluso pese a que han sido virtualmente ignoradas en las clases de historia. Pero, lo que tiene mayor importancia, en el libro hay unos cuantos párrafos breves sobre cómo se curaron las epidemias.
Yo habría pensado, y quizás tú también, que la manera de curar una enfermedad es centrarse en la gente que la padece, sometiéndola a cualquier tecnología que tengamos o podamos inventar, hasta que eventualmente tropecemos con una cura. La realidad es que muchas de las epidemias se curan mediante un proceso muy diferente. La viruela, por ejemplo, una de las mayores asesinas de todos los tiempos, la curó un médico inglés, Edward Jenner. Advirtió que un grupo de mujeres —todas dedicadas al ordeñado— no padecían de viruela. Al principio, nadie le prestó atención: aunque conocían esa coincidencia desde hacía años, tenían cosas más importantes de las que preocuparse. Pero la apreciación de Jenner de este hecho común lo llevó a un descubrimiento revolucionario. Supuso con brillantez que esas ordeñadoras habían estado antes enfermas de viruela bovina (un riesgo laboral), y que su exposición les había dado lo que hoy llamaríamos inmunidad a la viruela, que es muy similar a la viruela bovina. Esta teoría lo condujo a perfeccionar la técnica de la vacunación. Otras enfermedades se curaron de la misma forma; es decir, buscando quién no había contraído la enfermedad y tratando de averiguar el porqué.
La historia de Jenner desafió la creencia popular de que el cambio y el progreso surgen de un destello instantáneo de intuición. Un filósofo, científico o artista está sentado en su buhardilla desesperado hasta que —¡eureka!— lo sorprende la divina inspiración. Pero muchos de los momentos importantes de progreso surgen de la atención cotidiana a las pequeñas cosas. Estoy hablando de momentos que pueden parecer ordinarios e incluso áridos, pero que realmente contienen las semillas de un cambio importante. Prestar atención a los momentos pequeños puede parecer fácil, pero se necesita respeto, imaginación y curiosidad.
Cuando era profesor de psicología en Washington, el doctor John Gottman dirigió un estudio en el cual cada pareja de voluntarios se trasladó a un condominio especial, que era un laboratorio para observar su comportamiento. Las interacciones “naturales” de esas parejas fueron observadas mientras transcurría su rutina cotidiana; los sujetos también eran periódicamente conectados a monitores para grabar cualquier cambio biológico cuando discutían sobre algún conflicto u otras cuestiones. Ciertamente, este es un planteamiento heterodoxo para un estudio científico, pero lo que nos hace tomar en serio a Gottman son sus destacados resultados. Con estas medidas, fue capaz de predecir —con un 93 por ciento de precisión— si una pareja sería feliz o desgraciada en su matrimonio, e incluso si se divorciaría en el transcurso de unos años.
Uno de los más importantes descubrimientos del estudio fue que, en las relaciones exitosas, la atención positiva superaba a diario a la negativa por cinco a uno. Esta atención positiva no suponía la realización de actos drásticos como tirar la casa por la ventana para celebrar una fiesta de cumpleaños o comprar una casa de ensueño. Adquiría la forma de pequeños gestos, tales como estos:
Usar un tono de voz agradable cuando se recibe una llamada telefónica de la pareja, en oposición a un tono exasperado o un ritmo apresurado que implica que esa llamada está interrumpiendo tareas importantes.
Preguntar por las citas con el dentista u otros detalles del día de la otra persona.
Dejar el mando a distancia, el periódico o el teléfono cuando la pareja entra.
Llegar a casa a la hora prometida o al menos telefonear si se va a llegar más tarde.
Estos pequeños momentos resultaron ser un elemento más predictivo de una relación amorosa plena que unas vacaciones románticas y regalos costosos. Es posible que ello se deba a que los pequeños momentos proporcionan mayor satisfacción.
Otra aplicación del kaizen a las relaciones es permitirnos estar interesados en los pequeños detalles de la vida de nuestras parejas. En lugar de esperar que nuestros compañeros nos entretengan con gestos e historias dramáticas, podemos intentar apreciar sus cualidades y actos cotidianos. Cuando la gente me dice que está aburrida en sus actuales relaciones, les sugiero que intenten el kaizen. Puede que también tú desees hacer eso. Entrénate para concentrarte en los pequeños aspectos positivos de tu pareja. En lugar de concentrarte en los grandes fallos o esperar un paseo en un carruaje tirado por caballos o un viaje a París, aprecia sus pequeños gestos, un tono agradable de voz o una caricia cariñosa.

Conclusión
Tengo la esperanza de haberte convencido de que el kaizen es un poderoso método para alcanzar objetivos independientes y claros o para resolver comportamientos problemáticos. La belleza y el desafío del kaizen es que requiere fe. No necesariamente fe religiosa, o un rígido e irreflexivo compromiso, pero sí la creencia en el poder de tu cuerpo y tu cerebro para llevarte a donde necesitas ir. Dando pasos pequeños, orientas tu brújula mental hacia una nueva dirección, permitiendo que tu mente haga el resto.
Esta fe, a menudo, toma la forma de una apacible, paciente actitud ante los retos.
Pese a que el kaizen es una poderosa fuerza para el avance profesional, perder peso o mejorar la salud, así como para otros objetivos, es algo más profundo que una simple herramienta para cruzar la línea de meta. Trata de ver al kaizen como un proceso que nunca se acaba. No lo olvides en un cajón una vez que hayas alcanzado tu objetivo. El kaizen nos invita a ver la vida como una oportunidad de mejora continua, para buscar siempre estándares más elevados y ampliar las posibilidades.
¿Qué es más importante en esta vida que aprovechar la posibilidad de cada momento?
Fin del resumen

Biografía del autor

Robert Maurer es psicólogo clínico, director del programa de Ciencias del Comportamiento en el Centro Médico de UCLA Santa Mónica y miembro del claustro de la Facultad de Medicina de UCLA. Viaja por todo el mundo impartiendo seminarios y ayudando a implantar la técnica del kaizen en organizaciones diversas.

jueves, 30 de agosto de 2018

Metas - Brian Tracy - Audioresumen

Metas por Brian Tracy

Descubre por qué fijarse metas es la clave para tener éxito.

El éxito se funda en metas; todo lo demás son palabras.

Todos los triunfadores están intensamente orientados a una meta. Saben lo que quieren y se concentran resueltamente en alcanzarlo, un día tras otro. Nuestra habilidad para fijarnos metas es la llave maestra para alcanzar el éxito. Establecer metas abre nuestra mente positiva y libera ideas y energía para alcanzarlas. En cambio, cuando no tenemos metas, únicamente nos dejamos arrastrar por las corrientes de la vida. Con metas, volamos como una flecha, directos y sin fallos, hasta nuestro objetivo.

ESCUCHAR O DESCARGAR AQUI
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viernes, 11 de mayo de 2018

Audiolibro - El sistema de la llave maestra - Charles Haanel


LECCIONES CON LA CLAVE DE LA MAESTRÍA

La Llave maestra consta de veinticuatro lecciones, para hacer una por semana, debe ser estudiada la teoría, hacerse los ejercicios y completar las preguntas al final de cada lección.

La respuesta se halla en este libro, verdadera Clave de la maestría que le enseñará a:

usar el poder de la mente.
cultivar y desarrollar una comprensión que le permitirá controlar el cuerpo y la salud.
mejorar y fortalecer la memoria.
desarrollar la percepción y la sagacidad.
destruir la desconfianza, la depresión, el miedo, la melancolía y todas las formas de limitación.
Principios correctos

Este Sistema le descubrirá los principios correctos y le sugerirá métodos para realizar su aplicación práctica y eficaz.leydelmagnetismo

Todas las lecciones de Charles Haanel se basan en verdades científicas absolutas y desplegará las posibilidades que están inactivas en cada individuo, enseñándole a llevarlas a una acción poderosa para aumentar su capacidad efectiva, aportando una energía, un discernimiento, un vigor y una elasticidad mental añadidos.

La Llave Maestra ha cambiado las vidas de miles de hombres y mujeres, ya que ha sustituido unos métodos inciertos y confusos por unos principios definidos, accesibles y prácticos.

CHARLES F. HAANEL, un auténtico hombre de éxito, nació en Michigan en 1866 y destacó notablemente en el mundo de los negocios.

Autor de numerosos libros de éxito como Los sorprendentes secretos del yogui y La puerta de la prosperidad, logró reflejar en ellos los principio de su éxito.

La Llave Maestra, su obra más importante, se ha convertido en uno de los libros de autoayuda más leídos de todos los tiempos.
Si eres amante a la lectura te dejo el libro en PDF para leer:


Este es el audiolibro completo para que lo puedas escuchar:

Audioresumen - Psicología del éxito - Mario Luna


Este audio es el complemento a libro Psicología del éxito (recupilacion de diferentes canales de youtube de Mario Luna).


Sueño profundo - Música para dormir


Este audio es una recupilacion de diferentes audios para tener un sueño profundo...


Audiolibro - Estamos Ciegos - Jürgen Klaric


La conferencia “Estamos ciegos” dio fama a Jürgen Klaric en 50 países. El objetivo de este libro es abrir los ojos a cómo funciona la mente y entender por qué el marketing y la publicidad fallan con tanta frecuencia. Este libro permite aprender cómo funciona la mente humana y su curioso comportamiento de decisión; el principio de los tres cerebros: córtex (racional), límbico (emocional), reptiliano (instintivo); identificar cuáles son los errores más serios de las grandes marcas por estar ciegas, así como conocer ejemplos prácticos de ceguera, y muestra qué hacer para abrir los ojos y cómo cambiar la visión y cultura de la empresa.

Además, brinda los 10 principios de Jürgen Klaric para entender la mente subconsciente, que pemiten potencializar las ventas y el marketing:

Si eres amante a la lectura aqui te dejo el Libro en PDF:


En esta parte te dejo el Audiolibro completo para que lo puedas escuchar:

Audiolibro - Padre Rico Padre Pobre - Robert T. Kiyosaki


-Antes que nada cabe mencionar que si quieres ser rico... debes pasarte la vida comprando activos, y si quieres ser pobre pues sigue con la vida que llevas solo comprando cosas que no te aportan ni un solo centavo en tu bolsillo.

 La cosas te las pongo bien CLARAS:

ACTIVO: Es todo lo que pone dinero en tu bolsillo...

PASIVO: Es todo lo que saca dinero de tu bolsillo...

La idea principal es que cual quier cosa puede ser un Activo o un Pasivo. Depende de ti para que lo utilizas, Ejemplo:

#1 Si compras un Auto para simplemente andar en el... es obvio que este tiene un gasto, Combustible, Seguro contra choque, Mantenimiento cada 6 meses y muchas cosas mas, en pocas palabras el coche es un pasivo por que te esta sacando dinero del bolsillo.

#2 Si compras un Auto para Taxiar, o rentarlo, y logras pagar todos sus gastos, como los del seguro contra choque, mantenimiento y etc... y sobre todo esto te queda dinero de sobra... Entonces es un Activo.

Aquí te dejo una imagen para que aclares mas la idea principal:




-Kiyosaki recomienda buscar un trabajo de acuerdo con lo que se quiera aprender, más que según lo que paguen. La educación es más valiosa que el dinero a largo plazo. Muchas veces no es lo ideal ser un especialista en una sola materia, sino saber un poco de muchas cosas y contratar personas especializadas que trabajen para nosotros.

El Padre Rico entrenó a Mike y a Robert dándoles un trabajo temporal en ciertas áreas de sus negocios. Quería que supieran de todo, pero que no se especificaran en otra cosa que no sea en el manejo del negocio. Si se hubieran quedado en el sector contable para siempre, serían contadores y ese no era el objetivo de la enseñanza. No hay nada de malo en ser contador, pero el padre rico quería entrenarlos para manejar la empresa, quería aumentarles su inteligencia financiera, el sueldo era algo muy secundario en este aprendizaje.

Las cinco razones principales por las que personas con educación financiera no pueden desarrollar bien su columna de activos:

1-     Miedo.
2-    Cinismo.
3-    Pereza.
4-    Malos hábitos.
5-    Arrogancia.

Diez pasos para despertar el genio financiero:

1- Necesito una razón más grande que la realidad. Una razón o propósito es la combinación de “quieros” y “no quieros”. Ej. de razón para ser rico: “quiero” ser libre, “no quiero” trabajar toda mi vida.

2- Yo escojo diariamente. Es el poder de la elección, todos tenemos opciones a diario. Tú escoges qué es lo que quieres hacer con cada dólar que gastas por ejemplo. Cada uno escoge qué poner en su cerebro una vez que somos mayores, ya que el único activo verdadero es nuestra mente.

3- Escoja cuidadosamente a sus amigos. El poder de la asociación (redes sociales). Escoger personas que tengan el mismo deseo emprendedor. Esto no quiere decir dejar de lado a los amigos que no piensan lo mismo que tú, sino que hables con las personas adecuadas de los temas adecuados, si quieres ser un artista rodéate de artistas, si quieres invertir, rodéate de inversores, si quieres emprender, rodéate de emprendedores.

4- Domine una fórmula y luego aprende otra. Esto es aprender rápidamente. Tras dominar una fórmula, buscar otras y seguir aprendiendo algo nuevo. Trabajar duro para hacer dinero es una vieja fórmula, es invaluable encontrar fórmulas – recetas – más rápidas para hacer dinero.

5- Páguese a usted mismo primero. Esta frase Robert Kiyosaki la toma del libro “El hombre más rico de Babilonia”. Se refiere a ahorrar, separar una cuota fija cada mes antes de pagar cualquier otra cosa. Requiere de una gran autodisciplina y puede ser uno de los puntos más difíciles para muchas personas.

6- Pague bien a sus corredores. Una habilidad consiste en manejar y pagar bien a personas que sean más inteligentes que tu en algún área técnica. Es importante pagar bien a los profesionales que nos ahorran tiempo y que además nos hacen ganar dinero.

7- Sea un donante indio. Kiyosaki ejemplifica una práctica cultural de algunos indios norteamericanos, para conceptualizar la importancia del retorno de y sobre la inversión. El inversor debe preguntarse ¿Cuán rápido puedo obtener la devolución de mi dinero?. Alude al poder de obtener algo a cambio de nada, a ser dueños de activos que podemos obtener de manera gratuita desde el punto de vista técnico (una vez que obtienen la devolución de su dinero).

8- Los activos adquieren los lujos. Se trata de utilizar el deseo de consumir a tu favor. Supongamos que quisieras remodelar tu casa por completo, digamos que es un gasto que se podría obviar, es decir no es vital, pero quieres hacerlo. Puede servirte de motivación para crear activos. Como es un gasto innecesario, pasa a ser un lujo, y los lujos deben ser adquiridos con activos, no con dinero de tu trabajo, sino con el dinero que ganas con el trabajo de tu dinero. Para esto se requiere una gran disciplina y enfoque.

9- La necesidad de héroes. Se trata de buscar una fuente de inspiración, una especie de héroe de los negocios a seguir: “si ellos pueden hacerlo, yo también”.

10- Enseña y recibirás. Trata sobre el principio reciprocidad: dar para recibir. Lo que quieras, para obtenerlo, primero tienes que darlo. Si deseas dinero, dá dinero, si desea ventas, ayuda a alguien a vender más, si deseas que te sonrían, sonríele a los demás: “El mundo es un espejo de usted” dice Robert Kiyosaki.

“Cosas para hacer” y ser más astuto:

1-Deje de hacer lo que está haciendo. Se refiere a eliminar de tu vida todo lo que no es trabajo. Reemplazar la pérdida de tiempo por algo productivo.

2-Busque nuevas ideas. Reinventarse constantemente, buscar nuevas ideas de inversión, temas, libros, etc. Trabajar en nuestro genio creativo, movernos incrementando nuestra inteligencia financiera.

3-Encuentre a alguien que haya hecho lo que usted quiere hacer. Pídele consejos.

4-Tome clases y compre cintas. Buscar información, asistir a cursos, comprar libros, audio libros, asistir a seminarios, buscar información en Internet, etc.

5-Haga muchas ofertas. El precio adecuado es el que acuerdes con el vendedor. Por lo tanto, haz muchas ofertas de precios bajos, nunca se sabe cuándo alguien te dirá que sí.

6-Corra, pasee o conduzca por una zona determinada una vez al mes durante 10 minutos. Es un consejo apuntado más que nada a los bienes raíces. Las personas “normales”, cuando salen a caminar o a correr no están pensando en negocios, pero Kiyosaki encuentra en esta actividad una oportunidad de compra. El consejo que da es prestar atención a las casas que están sin venderse hace mucho tiempo, quizás el vendedor esté dispuesto a aceptar una oferta. Y da dos claves para que un negocio sea realmente útil; Robert dice que para que esto pase, tiene que existir una ganga y un cambio. Una ganga puede ser un bajo precio o una construcción con potencial y un cambio puede ser una previsión del aumento en la población del lugar o alguna nueva construcción que revalorice la zona.

7-Usted necesita saber qué está buscando, ¡y luego buscarlo! Una forma sencilla de explicar los negocios: primero aprender y entender, luego simplemente buscar lo que sabemos que necesitamos.

8-Los consumidores siempre serán pobres. Una frase de ejemplo simple, que se presenta en el libro Padre rico para explicar la razón de este pensamiento de Robert dice algo como lo siguiente: “Cuando existe una oferta en una tienda, el consumidor va y compra. Cuando los precios suben en la bolsa de valores, el consumidor va y compra”.

9-Busque en los lugares correctos. Ej.: Se puede comprar un condominio, buscando en el departamento de ejecuciones hipotecarias de un banco. Se puede obtener buena información de bienes raíces de abogados, de agentes que jueguen para nuestro equipo y hasta de porteros de edificios.

10-Busque primero a la gente que quiere comprar y luego a alguien que quiera vender. Es un ejemplo de cómo generar ganancias con nuestra mente y el dinero de otras personas. No hace falta tener un establecimiento o una empresa para realizar una operación que nos genere un ingreso, solo basta con tener la información correcta, saber conectar el que tiene una necesidad con el que tiene la solución. La información es poder en muchos sentidos.

11-Aprenda de la historia. Es muy importante evaluar el pasado para tener una noción del futuro. Kiyosaki resalta esto tanto para las acciones, los bienes raíces, y todas las formas de inversión y negocios en los que él ingresa. La bolsa de valores tiene ciertos ciclos, asi también como las propiedades y la economía en sí misma. Las culturas tienen las características actuales forjadas por lo que pasó en el pasado, y todos estos factores son importantes para poder realizar negocios en la actualidad con vista al futuro.

12-Actuar siempre es mejor que no actuar. Uno de los peores errores que puede cometer una persona que quiere emprender es no iniciar ya! El aprendizaje más grande se da durante la marcha. Está muy bien prepararse con la teoría, pero lo más importante es la experiencia adquirida, de los aciertos y los errores. Las empresas líderes continuamente están mejorando sobre la misma marcha del tiempo. Si se quedaran paralizadas por mejorar constantemente un producto o un sistema, jamás obtendrían ganancias. Lo mismo pasa con las personas que quieren tener su propio negocio o invertir en la bolsa y nunca dan el paso inicial para aprender velozmente: actuar ya!.

Espero que esta síntesis del libro Padre Rico Padre Pobre te sea de utilidad. Muchos de estos conceptos están más desarrollados en otros libros de Robert Kiyosaki. Te recomiendo que adquieras los que más puedas, son una inagotable fuente de conocimientos.

Y si te suscribes a este blog, te mantendré informado sobre las distintas enseñanzas del libro Padre rico padre pobre y Robert Kiyosaki.

-Si eres Amante a la Lectura aquí te dejo el libro en PDF para descargar:


En esta parte te dejo el Audilibro completo para que puedas escuchar y Descargar:

Audiolibro - El proximo trillon - Paul Zane Pilzer


La industria del bienestar – productos y servicios para que la gente sana mantenga su salud – es un negocio de unos US$250 billones al año, de los cuales la mayor parte se genera en ventas de vitaminas y membresía en gimnasios. En el año 2010, Paul Zane Pilzer predice que a esos numeros se espera que el Mercado aporte US$1 trillón adicionales a la economía de los Estados Unidos.

Se trata de una verdadera revolución en los negocios, comparable con la de la industria automotriz o de las computadoras personales. Como tal, promete inmensas oportunidades de amasar fortuna para aquellos emprededores, inversionistas o distribuidores que sepan aprovechar esta industria emergente desde temprano.

La industria del bienestar cambiará el sistema de salud que todos conocemos (y que el autor denomina industria de la enfermedad). Está basada en la proactividad y en el estilo de vida.

Paul no es un hombre de negocios común. Es un economista respetado y brillante. A los 25 años se convirtió en el vicepresidente más joven de la historia de Citibank. Trabajó como asesor económico de los presidentes Reagan y Bush. Advirtió al congreso de los Estados Unidos de la inminente crisis que se avecinaba antes de que las autoridades de Washington estuviesen dispuestas a escuchar ( historia que luego contó en El dinero de otros ).

A pesar de ser profesor de economía se decidió a probar su teoría en el mercado. Acumuló una enorme fortuna personal de decenas de millones de dólares a través de inversiones inmobiliarias y empresas de educación, software y salud. Escribió libros que se convirtieron en “best sellers”, tales como Riqueza ilimitada, El dinero de otros, Dios quiere que usted sea rico, Los próximos millonarios, La revolución del “wellness” o Soluciones a los seguros de salud. Por estos libros se le considera actualmente un “gurú” del mundo de la salud y el bienestar.

Aparentemente, Paul sería la última persona en volcarse en el Marketing Multinivel. En la conciencia popular, esta industria se asociaba a soñadores de clase obrera, adictos a la publicidad y vendedores callejeros con vestimentas horteras que buscaban dinero fácil y rápìdo. Pero estos estereotipos eran ya muy anticuados. La nueva raza de “Networkers” estaba formada por profesionales sofisticados, muy educados, en busca un nicho de mercado lucrativo en el ciberespacio. Y Paul sí encajaba en este perfil.

Pilzer comienza ilustrando el panorama de la industria de salud, así como de los recientes avances en biología y bioquímica celular, para luego describir una plan paso a paso que le permitirá ubicar su lugar en la revolución y ganar una fortuna.


Audiolibro -Vendele a la mente no a la gente- Jürgen Klaric



-El ultimo libro de Jurgen Klaric enfocado a las ventas de productos y servicios. El metodo y las tecnicas aqui expuestos salieron de diversos estudios realizados en laboratorios cientificos. Asimismo, fueron avalados por investigaciones antropologicas y neurocientificas. El autor prueba en este libro que los procesos de ventas a los que estamos acostumbrados son sumamente desgastantes y poco efectivos, debido a que no sabemos como funciona la mente, aunque si le hagamos caso a la gente. Las ventas de este libro han sido todo un record en los primeros meses tras su lanzamiento, convirtiendose en el modelo comercial y de venta de empresas como General Motors, Telefonica Movistar, Claro, SAB-Miller e Ikea.

VENDELE A LA MENTE Y NO A LA GENTE escrito por Jürgen Klaric es un libro que podría ser altamente técnico con tecnicismos difíciles de comprender, ejemplos de la ciencia que pueden aburrir pero es todo lo contrario a eso, es un libro escrito completamente en un lenguaje entendible para todo aquel que con o sin experiencia en ventas (como es mi caso) puede deleitarse leyendo y entendido cada una de las ideas que el autor a base de su experiencia (en años) plasma en este libro, que solo por el título da ganas de leerlo, todo está escrito y puesto de tal manera que tu cerebro guste de esta lectura y te empuje a terminarlo.

Este libro consta de 10 capítulos donde cada uno te irá dando las bases técnicas, estadísticas y prácticas de cómo las neuroventas ha revolucionado una de las mejores y más importantes profesiones en el mundo la cual es ser vendedor.

El autor pone de ejemplo una afirmación que la gran mayoría de personas suelen decir cada vez que se le pregunta o relaciona con las ventas la cual es “No soy vendedor, no me gusta vender” pero en realidad tú mismo eres un producto que en el transcurso de tu vida te vendes, esto quiere decir que vendes tus habilidades a un posible empleador para que te contrate, vendes tus cualidades y sentimientos a una chica que te gusta, hasta en el trading cuando trabajas para una firma vendes el profesional que eres y todo se trata al final de saber conectar con el cliente, saber cómo conectar sus emociones con tú producto y que tu seas un confidente, alguien que realmente escuche a quien está frente a ti con una necesidad y tú con un servicio o producto que al final y lo más importante es que será un producto que agregue valor a él y a los suyos.

 Motivos para leer este libro y sobre todo terminarlo
Sería una larga lista, pero me estoy acostumbrando en cada “intento” de reseña que hago dar unos motivos claves para mí como lector de por qué podría ser interesante para ti, así que aquí tienes mis motivos.

Debes aprender a VENDER A LA MENTE Y NO A LA GENTE.
Vender debe ser una habilidad indispensable aprender en nuestra vida.
Lo que yo aseguraba fervientemente “no me gusta vender y no estoy interesado en aprender.”
Conocer la experiencia del escritor en temas relacionado con la neurociencia y las neuroventas.
Descubrir porque el autor asegura que compramos de manera emocional y no racional y que esto ocurre el 85% de las veces.
¿Cómo conectar con tu cliente desde distintos aspectos?
¿Cómo crear un discurso puramente enfocado a las neuroventas?
Es interesante saber realmente a base de ciencia ¿por qué las mujeres compran tantos zapatos?
Cómo puedes aprovechar a tu favor como vendedor los tres cerebros que tenemos y trabajan cuando quieres comprar?
Espero, si te decides a leer este libro lo disfrutes y entiendas como yo porque es importante desarrollar las habilidades de ventas, ya que como dice su autor “SINO SABES VENDER ES MEJOR NO EMPRENDER“

Si eres amante a la lectura aqui te dejo el Libro en PDF:


En esta parte te dejo el Audiolibro completo para que lo puedas escuchar:

jueves, 10 de mayo de 2018

ANTHONY ROBBINS


Anthony (Tony) Robbins (1960) es escritor y conferenciante en temas de desarrollo personal. Sus enseñanzas beben de múltiples fuentes, y entre ellas está la programación neurolingüística. Uno de sus mentores fue Jim Rohn. Entre sus libros más conocidos destacan Poder sin límites y Despertando al gigante interior. Ha sido incluido en el Top 200 Business Gurus y en el Top 50 Business Intellectuals in the World por el Instituto de Accenture para el Cambio Estratégico. 

1. No existen personas sin recursos, sino estados emocionales sin recursos. 

Dentro de cada ser humano hay un gran potencial a la espera de ser liberado. Sólo hay que desbloquearlo. El ser humano está hecho para evolucionar y mejorar. A cualquier persona si se la pone en tierra fértil y se la riega, crece sin parar. No existen los límites, existen las limitaciones. Los límites son siempre limitaciones mentales. Las personas de éxito son personas que han activado su poder interior. Por el contrario, la gente que no consigue resultados, ya sea en el trabajo, con el dinero o en sus relaciones personales, es gente mentalmente pobre; gente que no cree en ella misma. El mundo cree en quien cree en sí mismo. Por tanto, ¿cuál es la primera y más importante lección que hay que aprender en la vida?
Aprender a creer en uno mismo. 

2. Lo que podemos o no podemos hacer, lo que consideramos posible o imposible, pocas veces es un reflejo de nuestra verdadera capacidad, sino más bien un reflejo de nuestras creencias acerca de quiénes somos. 

Tu vida es un reflejo de tu inconsciente y tu inconsciente son tus creencias. Y una creencia es un pensamiento convertido en verdad, aunque sea falso. Una creencia es una idea que domina tu mente. La mente inconsciente nunca discute, simplemente acepta de manera incondicional lo que la mente consciente le ha impuesto. Dicho de otra manera: te conviertes en lo que crees. El propio Anthony Robbins explica: «He aprendido que los recursos que necesitamos para hacer realidad nuestros sueños están dentro de nosotros tan sólo esperando el día que decidamos despertar y reclamar lo que es nuestro derecho». 

3. Lo que configura nuestras vidas no es lo que hacemos de vez en cuando, sino lo que hacemos de forma consistente. 

La repetición es la madre de la destreza. Cada día que pasas haciendo algo, mejoras; cada día que no lo haces, también pierdes algo. No hay mayor misterio. A fuerza de repetir una y otra vez la misma tarea se acaba interiorizando, asimilando y dominando. Cada día que hablas en público, estás más suelto; cada día que vas al gimnasio, el músculo coge más forma; cada vez que practicas inglés, hablas más fluido. Cada hora realizando algo, lo haces mejor. Anthony Robbins apunta: «Yo me convertí en un excelente conferenciante porque en lugar de una vez a la semana, me comprometí a hablar en público tres veces al día. Mientras que otras personas de mi organización se impusieron hablar cuarenta y ocho veces al año, yo hacía eso mismo en apenas dos semanas. Así pues, al cabo de un mes, ya había adquirido dos años de experiencia. Y un año más tarde, ya tenía diez». Para tener éxito no hay que hacer cosas fuera de lo normal, pero sí ciertas cosas repetidas hasta la saciedad. 

4. La valentía disminuye cuando no la usamos; el compromiso languidece si no lo practicamos; la pasión se disipa cuando no la expresamos. 

Los hábitos se pierden de la misma forma que se adquieren. No basta ser habilidoso en una tarea, hay que seguir practicando para conservar esa habilidad. Puedes hablar muy bien inglés, pero si dejas de practicar la conversación, te empiezas a oxidar, te notas menos ágil, más torpe. Pierdes fluidez. Lo mismo pasa con todo. Si ese cuerpo bien tallado se deja de cultivar, el músculo pierde forma y volumen. ¿El mayor peligro? La autocomplacencia, descuidarse y acomodarse, creerse que con llegar basta para mantenerse. Nunca hay que dejar de aprender, de estudiar, de crecer. ¿Nuestro mayor aliado? Una actitud de mejora constante. Detrás de muchos fracasos y tropiezos estrepitosos muchas veces ha habido un exceso de relajación.

5. Tu calidad de vida depende de la calidad de tus pensamientos. 

Tu mente dirige tu vida. Tu modo de actuar depende de un cierto modo de pensar. Tus pensamientos determinan tus sentimientos que dan lugar a ciertos comportamientos que se traducen en unos u otros resultados . Pensar bien te lleva a obrar bien; pensar de manera pobre te lleva a tener actuaciones muy por debajo de tu verdadero potencial. Los pensamientos positivos (o negativos) nos impulsan (o reprimen) hacia cotas más (o menos) altas. Las personas de éxito tienen diálogos internos sanos que las elevan a un estado de ánimo propicio para tener comportamientos óptimos que desembocan en resultados excelentes. El éxito es, en primer lugar, algo mental; si no ganas esa batalla, estás perdido. Si quieres cambiar tus circunstancias, tienes que cambiar tu forma de pensar. 

6. Si una y otra vez te planteas la misma pregunta, no cabe duda de que terminarás encontrando una respuesta. 

La cuestión no es si algo es o no posible, sino cómo conseguirlo. Y para ello lo que hay que hacer es ponerse en movimiento e ir corrigiendo sobre la marcha y sin desistir. Ensayo y error, hasta dar con la tecla adecuada. Cada llamada que haces, cada puerta que tocas, cada contacto que realizas, abre posibilidades y alternativas. ¿Lo peor? Quedarse quieto, parado o inmóvil esperando que venga la inspiración divina. Eso casi nunca ocurre. Y, además, el tiempo corre. Casi cualquier acción es mejor que no hacer nada. El secreto de avanzar reside siempre en comenzar. Éste es quizás el consejo más importante en los procesos de desarrollo personal: ¡actúa! 

7. Tu pasado no es tu futuro; tu presente es tu futuro. 

Tu futuro comienza a forjarse cada mañana cuando te levantas de la cama. Y es que el futuro no es más que el resultado de tus decisiones y acciones presentes. Por tanto, hacer hoy lo que tiene que ser hecho hoy te pone en la senda adecuada para conseguir mañana lo que deseas conseguir. No centres tu atención en los errores pasados sino en las posibilidades futuras. Todo el mundo tiene una capacidad asombrosa para reinventarse. Siempre existe la oportunidad para cambiar y mejorar porque siempre existe la oportunidad de aprender. 

8. Una verdadera decisión se puede medir por el hecho de que has pasado a la acción. Si no hay acción, eso quiere decir que no has decidido nada realmente.

La acción es la verdadera medida de la inteligencia. La inteligencia es inteligencia práctica. Da igual lo que pienses, lo que digas o lo que planees, lo importante es lo que haces. La única forma de que se produzca un cambio en tu vida es que te decidas a actuar. El éxito nunca está en saber, sino en hacer. Es indiferente los libros que leas, los seminarios a los que acudas o las conferencias a las que asistas: si no te pones en acción, simplemente serás un intelectual del desarrollo personal, de la inteligencia emocional o del liderazgo. El talento siempre está unido a la acción. Talento es hacer.

9. La vida de la mayoría de la gente es un reflejo de su grupo de iguales. 

La sabiduría popular lo expresa de esta manera: «Si se vive entre codornices, es muy difícil aprender a volar como las águilas». Hay entornos tóxicos y entornos estimulantes; entornos que empujan hacia arriba y entornos que tiran hacia abajo; entornos que alimentan la confianza y entornos que alimentan el miedo; entornos que sacan lo mejor de uno mismo y entornos que reprimen el potencial que todo ser humano atesora en su interior. No hay nada peor en esta vida que estar rodeado de personas pesimistas, quejicas, victimistas y derrotistas, que han hecho de las excusas y la negatividad un estilo de vida. El entorno es la tierra en la que te cultivas, y unas tierras son fértiles y otras estériles. Cuida escrupulosamente con quién pasas tus horas. 

10. Mantente comprometido con tus decisiones, pero flexible en tus estrategias.

Nunca hay que perder de vista el objetivo, la meta, el destino. Es lo que te mantiene vivo y te evita desfallecer cuando las cosas se ponen feas y el horizonte se vuelve gris. No obstante, en muchas ocasiones habrá que coger rutas diferentes a la inicialmente prevista para llegar a destino. El camino siempre está plagado de piedras (rechazos, errores, fracasos, miedos, dudas, obstáculos, etcétera), y las cosas rara vez marchan como uno había previsto. Por eso, ser flexible para hallar alternativas y saber adaptar el guión a los acontecimientos es de personas inteligentes. La flexibilidad es una de las cualidades que mejor definen a las personas de alto rendimiento.

miércoles, 9 de mayo de 2018

AMANCIO ORTEGA



 Amancio Ortega (1936) es empresario y fundador de Zara e Inditex, principal grupo textil del mundo. Es la tercera mayor mayor fortuna del mundo, según Forbes , después de Carlos Slim y Bill Gates. Su biografía y la historia de su imperio aparece en el libro Así es Amancio Ortega: el hombre que creó Zara , así como en Zara: visión y estrategia de Amancio Ortega y Amancio Ortega: de cero a Zara . En 2009, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación español le concedió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil.

1. No vale la pena ser empresario sólo para ser rico.

Cuando el dinero se convierte exclusivamente en fin y no en medio es fácil que una empresa, antes o después, haga aguas y se venga abajo. Y ¿por qué? Porque ninguna biografía, ni en lo personal, ni en lo profesional, ni en lo empresarial, es una línea recta. En todo negocio acaban apareciendo dificultades, problemas, adversidades, inconvenientes y crisis. En esos momentos, cuando todo tiembla alrededor, aparecen muchas dudas, y si uno no tiene unas convicciones fuertes y profundas, algo por lo que merezca la pena luchar, un sentido que le mantenga a flote, es fácil desistir. A la hora de emprender un negocio es importante que exista una fuerte sintonía entre lo que uno siente y lo que uno hace, es decir, que uno desarrolle algo con lo que se sienta plenamente identificado. Los negocios siempre deben tener beneficios, pero los beneficios siempre deben tener un propósito.

2. Mi éxito es el de todos los que colaboran y han colaborado conmigo. Un ser humano no puede ser tan inteligente, tan poderoso o tan prepotente como para hacer él solo una empresa de este calibre.

No hay líder sin equipo; es más, el líder emana porque existe el equipo. Ortega precisa: «Son muchos los que se han dejado la vida en la empresa. Son muchos los que han hecho realidad esta joya desde el principio hasta hoy». Detrás de cualquier logro destacable lo que hay son equipos; de otro modo es imposible. Los éxitos son siempre colectivos. Ningún hombre solo ha logrado nada grande en la vida. Y ¿qué busca Amancio Ortega en su equipo? Él mismo lo precisa: «La primera característica que pido a una persona, de la que se derivan las demás, es un serio sentido del compromiso con lo que va a hacer. ¿Esta persona se cree lo que dice al mostrar su empeño por trabajar con nosotros? Siempre he buscado gente que encaje en la compañía, que comprenda bien nuestros valores». Sin compromiso, sin orgullo de pertenencia con la causa, no hay excelencia.

3. La autocomplacencia es lo peor si quieres conseguir hacer algo importante.

Y eso tiene un nombre: no bajar la guardia jamás, mantenerse alerta y concentrado, no descuidarse. Todos sabemos que cuando nos relajamos un poco más de lo razonable, las cosas se tuercen. Es necesaria una cierta tensión para alcanzar la cima, y luego continuar así, sin despistarse, para mantenerse arriba. El propio Ortega apunta: «En esta compañía nunca nos hemos confiado, ni en aquellos años en los que dábamos los primeros pasos, ni ahora que tenemos tiendas por todo el mundo. Hay que tener siempre un afán de superación y una constante capacidad de crítica. Siempre pensé que para triunfar teníamos que poner la organización boca abajo cada día». La autocomplacencia es uno de los mayores riesgos en cualquier negocio.

4. Querer a las personas que trabajan con nosotros es una obligación.

No son incompatibles exigencia y tacto, disciplina y cariño, rectitud y amabilidad. Es posible un «liderazgo por afecto». La filosofía a la hora de tratar con las personas la explicaba Amancio Ortega a su equipo directivo: «Debéis vivir cerca de cada uno de ellos, de lo que tienen entre manos en sus casas, en su familia, no sólo en el trabajo. Yo quiero una empresa con alma, formada por personas con alma. El verdadero éxito de esta empresa, insisto en ello, es la gente que tenemos». Uno de los principales ejecutivos de Inditex corrobora su coherencia entre discurso y realidad: «Su cercanía a la gente es impresionante: le quieren como respuesta a lo que él ha hecho. Es extraordinario comprobar cómo combina la firmeza y la exigencia con el respeto a cualquier persona».

5. Lo mejor que tengo es la bondad.

Decía una vez el filósofo José Antonio Marina que «la bondad es el rasgo de mayor inteligencia de una persona». Contundente afirmación, ¿no? Porque a veces parece que ser bondadoso supone ser blando y débil. En un mundo hipercompetitivo, hablar de bondad parece algo ñoño y soso. Nada tiene que ver una cosa con la otra. Bondad es pensar en el bien común porque se tiene la convicción de que el bien común no es otra cosa que el bien propio. Amancio Ortega precisa: «He tenido como referencia la bondad de mi madre y de mi abuelo Antonio. Mi madre era excepcional. ¡Todo él mundo la quería de manera extraordinaria! A mí, por ser el pequeño, no sólo me quería, sino que me tenía por alguien especial. Gracias a ella no tengo un solo mal recuerdo de mi niñez. Me hacía feliz. La madre es la clave de una familia. Cuando te falta, por mayor que seas, algo se derrumba. En estos momentos de tanto éxito profesional es la persona a quien más echo de menos, porque una madre es la que sabe dar un valor mayor y más verdadero a lo que haces. ¡Una madre no debería morirse nunca!». Tener modelos de referencia en los que fijarse es lo mejor para el crecimiento profesional y personal.

6. Todos nacemos para algo.

Tú también eres importante, aunque en ocasiones no te valores lo suficiente. La vida siempre espera algo de nosotros, nuestra contribución particular para hacer de este mundo un lugar mejor. Y la labor de cada persona es descubrir en qué consiste. No se trata siempre de grandes gestas, muchas veces son sencillos actos cotidianos que aportan un gran valor a nuestro entorno más cercano y que generan una cadena de consecuencias que no somos capaces de apreciar en toda su magnitud. Amancio Ortega explica: «Tengo el convencimiento absoluto de que todos venimos al mundo a cumplir una misión. Aquí ninguno estamos por casualidad. Cuando miro hacia atrás y veo todo lo que ha pasado en estos años, es como un sueño imposible. Hay una razón de ser importante en todo lo que ha ocurrido».

7. La sencillez es el recurso de los inteligentes.

La sencillez es el patrimonio de los sabios, el recurso de los que saben elevarse y apreciar lo esencial de la vida más allá de la hojarasca. A menudo, el problema es que lo cercano, por cotidiano, no se valora lo suficiente. Y eso nos hace perdernos muchos buenos momentos. Amancio Ortega, a pesar de ser la primera fortuna española, lo tiene claro: «Yo disfruto con las cosas más pequeñas. Soy feliz con los mil incidentes de cada jornada. Voy al gimnasio cada mañana, me gusta charlar, escuchar a la gente, conocer a nuevas personas, pasear y, por supuesto, trabajar, que es con lo que más disfruto». Para ser feliz no hay que ser extravagante.

8. Todo lo que nos rodea es competencia. No se debe subestimar a nadie, porque empresas muy grandes han caído.

Si la competencia fuese tan mala como algunos piensan, simplemente no existiría. Otros piensan que no tienen competencia, lo cual es una ingenuidad, porque aunque exista una diferenciación, directa o indirectamente, siempre hay empresas ofreciendo productos y servicios similares. Hoy día hasta un freelance trabajando desde su casa puede ser competencia. Y, por último, las cosas cambian, los mercados cambian, los consumidores cambian, todo, en definitiva, cambia, y quien no sabe gestionar el cambio acaba desapareciendo. La historia está repleta de ejemplos de grandes compañías, muy admiradas en su momento, que ya no existen. Ignorar o despreciar a terceros son dos de los mayores errores que se pueden cometer. Y a menudo se cometen.

9. Desde que no era nadie ni tenía apenas nada, soñaba con crecer. El crecimiento es un mecanismo de supervivencia; si no hay crecimiento, una compañía se muere. A mi edad siento lo mismo: no se puede dejar de crecer.

Una empresa, como cualquier persona, está hecha para crecer, mejorar, evolucionar. Cuando ese espíritu se pierde, la empresa empieza a languidecer, a ir para atrás, llegando a estancarse o acomodarse. En esta vida, quien no avanza, retrocede. No hay término medio. No es posible quedarse en la misma situación. La competencia mejora y gana terreno cada día, y aparecen nuevas iniciativas. Todo ello supone una amenaza para la cuota de mercado. Sin una filosofía de crecimiento, ya sea de producto, de mercado o de lo que sea, es muy difícil que una empresa pueda sobrevivir.

10. Lo mío, desde que empecé, ha sido una dedicación plena al trabajo, junto a la máxima exigencia.

Y añadía: «Yo nunca me quedaba contento con lo que hacía y siempre he intentado inculcar esto mismo a todos los que me rodean». Es la filosofía kaizen: mejora continua. Poner toda la carne en el asador. Dar el alma por un proyecto. Las palabras de Ortega ayudan a comprender mejor el éxito de Zara e Inditex. Es de sentido común: grandes esfuerzos, grandes recompensas. Detrás de cualquier éxito subrayable hay mucha (repetimos, mucha) reciedumbre y capacidad de sacrificio, aunque muchas veces, a los ojos de los demás, las cosas parezcan cuestión de suerte o algo similar.
 Amancio Ortega (1936) es empresario y fundador de Zara e Inditex, principal grupo textil del mundo. Es la tercera mayor mayor fortuna del mundo, según Forbes , después de Carlos Slim y Bill Gates. Su biografía y la historia de su imperio aparece en el libro Así es Amancio Ortega: el hombre que creó Zara , así como en Zara: visión y estrategia de Amancio Ortega y Amancio Ortega: de cero a Zara . En 2009, el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación español le concedió la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil.


lunes, 7 de mayo de 2018

Henry Ford



Henry Ford (30 de julio de 1863-7 de abril de 1947) fue el fundador de la compañía Ford Motor Company y padre de las cadenas de producción modernas utilizadas para la producción en masa.

La introducción del Ford T en el mercado automovilístico revolucionó el transporte y la industria en Estados Unidos. Fue un inventor prolífico que obtuvo 161 patentes registradas en ese país. Como único propietario de la compañía Ford, se convirtió en una de las personas más conocidas y más ricas del mundo.

A él se le atribuye el fordismo, sistema que se difundió entre finales de los años treinta y principios de los setenta y que creó mediante la fabricación de un gran número de automóviles de bajo costo mediante la producción en cadena. Este sistema llevaba aparejada la utilización de maquinaria especializada y un número elevado de trabajadores en plantilla con salarios elevados.

Su visión global, con el consumismo como llave de la paz, es la clave de su éxito. Su intenso compromiso de reducción de costes llevó a una gran cantidad de inventos técnicos y de negocio, incluyendo un sistema de franquicias que estableció un concesionario en cada ciudad de EE. UU. y Canadá y en las principales ciudades de cinco continentes.

Ford legó gran parte de su inmensa fortuna a la Fundación Ford, pero también se aseguró de que su familia controlase la compañía permanentemente.

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